Solemos recurrir a este texto para crear literatura – más que pensamiento, más que experiencia….  – acerca de SER CONTEMPLATIVOS EN LA ACCIÓN. Nos enzarzarnos en la dialéctica de que sin oración es ineficaz la acción, de que la acción por sí sola es estéril…. y hasta a veces nos ponemos demasiado “espiritualoides” y cual junco torcido quedándonos únicamente en que “María ha escogido la mejor parte….”

MARTA Y MARÍA… ¿CONTEMPLATIVOS EN LA ACCIÓN?

Lc 10, 38-42

Solemos recurrir a este texto para crear literatura – más que pensamiento, más que experiencia….  – acerca de SER CONTEMPLATIVOS EN LA ACCIÓN. Nos enzarzarnos en la dialéctica de que sin oración es ineficaz la acción, de que la acción por sí sola es estéril…. y hasta a veces nos ponemos demasiado “espiritualoides” y cual junco torcido quedándonos únicamente en que “María ha escogido la mejor parte….”

Nunca me dejó satisfecha esta interpretación, este dualismo, esta dependencia más que interdependencia…. y cuál ha sido mi sorpresa cuando leyendo un artículo de Xavier Melloni: “La mística silenciosa” ⁽¹⁾ el cual os recomiendo, encontré una referencia a este tema que me iluminó y puso palabras a lo que intuía. Os lo comparto por si os sirve. Si no es así, al menos espero os haya interpelado.

Ignacio Ellacuría, habla de “responsabilizarnos de la realidad”, Johann Baptist Metz de “una mística de los ojos abiertos” y en lenguaje ignaciano “de llegar a ser contemplativos en la acción”, es decir, ser capaces de vivir todas las situaciones desde la percepción de la Presencia que todo lo sostiene y que todo lo convoca. […] La acción es superior a la contemplación porque participa del acto creador de Dios.

El Maestro Eckhart introduce una sorprendente prevalencia de la acción frente a la contemplación en su interpretación del pasaje de Marta y María:  “no es Marta sino María la incompleta, esto se debe a que su necesidad de silencio y contemplación la incapacitan para el servicio. Marta está más avanzada en el camino espiritual porque su estado contemplativo incluye la actividad. Marta conocía mejor a María que María a Marta, pues había vivido más y mejor; pues la vida proporciona el conocimiento más noble. Marta es quien mejor entiende que “lo único necesario” no le será arrebatado en la acción, porque no hay nada que perder, nada en lo que detenerse, nada en lo que ensimismarse cuando se está en el corazón de la Vida, sino que “están libres de trabas quienes ordenan todas sus actividades según el modelo de la luz eterna; y ésta está junto a las cosas, pero no en las cosas. Está muy cerca de ellas y por eso mismo no tiene menos que si estuviese allí arriba en el círculo de la eternidad”. Ese círculo no es otro que el flujo continuo del chorro de la Vida que permanentemente sale y regresa, entrega y recibe. Y ese “ahí arriba” no es otro lugar que la profundidad de cada acto y de cada momento.

En palabras de Enrique Martínez Lozano, “se trataría de vivir desde un nivel transpersonal y no-dual. Es vivir sin apropiación, sin que el ego bloquee lo que tiene que circular. Cuando se vive así, quien lee no es diferente de quien escribe. El dualismo no puede sino llevar al engaño, porque contrapone cosas que, en realidad, son complementarias. «Marta» y «María» son dos actitudes que habitan en cada uno de nosotros. Y que ambas, lejos de excluirse, se reclaman mutuamente: contemplación es sinónimo de compromiso, contemplación es el corazón del compromiso. Y el compromiso es la expresión de la contemplación.

“La mística silenciosa”  Xavier Melloni(1) Descargar Documento