El Movimiento juvenil “Consolación para el Mundo” nace en el año 1983 al reunir a todos aquellos grupos de oración, grupos de montañeras de Santa María y otros grupos de jóvenes que se habían formado en el entorno de las Hermanas de la Consolación.  Estos jóvenes un día descubrieron algo especial que tenían en común: tomaron conciencia de que podían ser Consolación para el Mundo, que podían ser instrumentos de Cristo Consolador y, a partir de ahí, la ilusión, la responsabilidad y el compromiso por esta tarea se convierte en su estilo de vida.

El Movimiento juvenil “Consolación para el Mundo” nace en el año 1983 al reunir a todos aquellos grupos de oración, grupos de montañeras de Santa María y otros grupos de jóvenes que se habían formado en el entorno de las Hermanas de la Consolación.  Estos jóvenes un día descubrieron algo especial que tenían en común: tomaron conciencia de que podían ser Consolación para el Mundo, que podían ser instrumentos de Cristo Consolador y, a partir de ahí, la ilusión, la responsabilidad y el compromiso por esta tarea se convierte en su estilo de vida.

¿Cómo hemos llegado aquí?

El Movimiento juvenil “Consolación para el Mundo” nace en el año 1983 al reunir a todos aquellos grupos de oración, grupos de montañeras de Santa María y otros grupos de jóvenes que se habían formado en el entorno de las Hermanas de la Consolación.  Estos jóvenes un día descubrieron algo especial que tenían en común: tomaron conciencia de que podían ser Consolación para el Mundo, que podían ser instrumentos de Cristo Consolador y, a partir de ahí, la ilusión, la responsabilidad y el compromiso por esta tarea se convierte en su estilo de vida.

Otro hecho importante para la historia del MCM es señalado por el XIII Capítulo General: es necesario de dar continuidad a este itinerario para jóvenes que, realizado su discernimiento vocacional, se sienten llamados a vivir y expresar su carisma como laicos y para otros, jóvenes y adultos, que sin haber recorrido la etapa juvenil en el Movimiento, quieren vivir y comprometerse cristianamente según el Carisma de santa María Rosa Molas. Así se da inicio a un nuevo grupo dentro del Movimiento, que posteriormente serán llamados: LAICOS CONSOLACION (LC).

Los Laicos Consolación hacen llegar su voz al Capítulo General y piden una estructura y una formación continuada en el seno del Movimiento. Fue así como en el año 2000 se presentó el anteproyecto de Estatutos a las hermanas y a los coordinadores. Un proyecto en el que se trabajó mucho e intensamente para que el 14 de septiembre de 2009 el Consejo Pontificio para Laicos de la Santa Sede nos reconociera como una Asociación de fieles laicos y los Estatutos fueron aprobados “ad experimentum” durante cinco años. Como todos sabemos, es el 16 de julio de 2016 el día en que recibimos la aprobación definitiva.

Hoy contamos con un Movimiento único, integrado por niños, jóvenes y laicos que acogen y dan vida al Carisma en su propio estado y situación de vida, comprometidos en la transformación cristiana de la sociedad en la que viven, organizados en etapas que atienden a la edad y grado de compromiso.

Si leemos los Estatutos encontramos las siguientes palabras: “Etapa adulta. Está integrada por quienes, realizado su discernimiento vocacional en el nivel de Opción Responsable de COM, se sienten llamados a vivir y expresar el carisma de la Consolación como laicos y por adultos, que sin haber recorrido el itinerario de la etapa juvenil del Movimiento quieren orientar su vida y compromiso cristiano según el carisma de la Consolación. Reciben el nombre de Laicos Consolación porque han optado por vivir la espiritualidad laical con el carisma de Consolación.”

Así pues, ¿quién es un Laico Consolación?

Es una persona profundamente humana, que tiene una fe práctica, una actitud sencilla y humilde, es una persona coherente y sincera, con espíritu constructivo y positivo, una persona que defiende la vida y da respuesta a las necesidades de la Iglesia y del MCM.

Es una  persona que sigue a Jesús y es un miembro activo de su comunidad cristiana, es laico de vocación, hace oración, vive los sacramentos, educa a sus hijos en la fe y en los valores del evangelio, anuncia a Cristo en su vida cotidiana, hace del carisma de la Consolación su estilo de vida, se compromete con la sociedad, acepta los Estatutos del MCM y participa de las actividades del MCM.

Es una persona que conoce los elementos básicos de la vocación cristiana, profundiza en el conocimiento de la persona de Jesús, identifica los rasgos propios del carisma y conoce la vida de santa María Rosa Molas, tiene conocimiento de los Estatutos del MCM y está formado en la dinamización de grupos y en el acompañamiento personal.

Un estilo de vida que soñamos alcanzar y con el que nos comprometemos día a día, porque nos enamora y porque no entendemos qué somos ni quiénes somos, si no es desde la experiencia de ser consolados por Quien tanto nos ama.

Mi sueño y mi deseo para este año de celebración que comienza es que todos y cada uno de nosotros, miembros del MCM, seamos verdadera y auténticamente FELICES para que nuestro testimonio sea capaz de contagiar a quienes nos rodean de humildad, sencillez, ternura y bondad, y poder ser en el mundo “presencia de Dios que consuela”.