Hablar de la espiritualidad de un santo es un honor y un atrevimiento a la vez, ya que se trata de lo más intimo de una persona, de lo más sagrado. ¿Cómo expresar la experiencia de Dios de otra persona? No obstante, vamos a intentar poner nombre a algunas de las expresiones de la vida espiritual de Mª Rosa Molas.

Hablar de la espiritualidad de un santo es un honor y un atrevimiento a la vez, ya que se trata de lo más intimo de una persona, de lo más sagrado. ¿Cómo expresar la experiencia de Dios de otra persona? No obstante, vamos a intentar poner nombre a algunas de las expresiones de la vida espiritual de Mª Rosa Molas.

El mayor pilar de la espiritualidad de Mª Rosa Molas es su experiencia profunda de Cristo Consolador. Mª Rosa Molas aprende el estilo de la Consolación porque se deja consolar por el Señor en lo más profundo de ella misma. Y esta dinámica la vive en la oración, en estos tiempos y silencios donde se da el encuentro verdadero de su persona con el mismo Dios.

Su espiritualidad no se comprendería si no fuese porque está fundada en la desolación, la experiencia de desolación en ella es lo que la lleva a poder comprender y vivenciar posteriormente la consolación. La vida espiritual de Mª Rosa Molas está marcada por esas noches, experiencias oscuras del alma, que le enseñan a valorar aún más la Consolación, a sentir con más hondura la presencia reconfortante de Dios. De ahí que exprese a menudo En el Calvario a los pies de la Cruz se halla todo consuelo y alivio.  La vida espiritual de Mª Rosa está hecha de experiencias personales de Consolación y desolación que conviven en ella de forma misteriosa y conjunta.

La vida de Mª Rosa está marcada por tres virtudes inseparables: la sencillez que manifiesta en el día a día, donde descubre al mismo Jesucristo en el rostro de cada persona que se le presenta en el camino, y le sirve, aunque solo sea con una sonrisa, una caricia, o un trozo de pan. La caracteriza especialmente la humildad, que se traducía en dulzura maternal, y se manifestaba en ese llevar el alma en la palma de la mano, porque vivía en total transparencia; o como también expresaban las hermanas que siendo superiora rogaba más que mandaba. Y la virtud sublime, la caridad, sabemos que no había vacío que su caridad no llenase. Cómo sería su caridad capaz de tocar ese corazón sediento de cariño, capaz de perdonar a quienes le calumniaron, capaz de transmitir a las personas la paz y el consuelo que necesitaban.

No podemos olvidar que la espiritualidad de Mª Rosa esta basada en la devoción, protección e imitación de María, Madre de Consolación, no puede concebir su consagración sin tener como Modelo a María en su total disponibilidad a la Voluntad de Dios. Y a su vez es una espiritualidad eclesial, que la hace sentirse y exclamar que es y desea ser con todas sus fuerzas Hija de la Iglesia. Ella entiende que su experiencia del Dios de la misericordia y consolación solo tiene sentido dentro de la vida y misión de la Iglesia, a la que sirve incondicionalmente.

La vida del espíritu le lleva a luchar por la justicia y la liberación de todo hombre a nivel físico y a nivel interior, encarnada en la realidad en la que viven, hace propias las experiencias de desolación del hombre, sobretodo del más débil y le aporta la consolación que necesita. Para ello aplica continuamente la reflexión y el discernimiento procurando mantenerse a la altura de la sana ilustración de la época.

Mª Rosa traduce su experiencia espiritual en gestos y en palabras que animan y que ayudan a la persona humana a salir de su situación personal, de sus dificultades y sufrimientos, y le lleva a apoyarse en Dios, donde se halla la única y autentica Consolación.