Oraremos, al mismo tiempo, por los que están siendo llamados a consolar: niños, jóvenes, adultos, ancianos; por todos aquellos que se sienten invitados a encarnar el carisma, para que respondan con generosidad.
Oraremos, al mismo tiempo, por los que están siendo llamados a consolar: niños, jóvenes, adultos, ancianos; por todos aquellos que se sienten invitados a encarnar el carisma, para que respondan con generosidad.
Cada mes pediremos por la respuesta fiel y generosa de cada miembro de la Familia Consolación, y nos centraremos en uno de los ámbitos donde, laicos y hermanas, desarrollamos la misión de consolar: ámbito social, sanitario, educativo, parroquial, MCM, ONG Delwende, Voluntariado Consolación.
Este mes oramos juntos por…
los proyectos de la ONG DELWENDE
Comenzamos este tiempo de oración, poniéndonos en la presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Estamos llamados a tener la Palabra de Dios en los labios y en el corazón, a hablar del Dios de nuestra vida con gestos sencillos de caridad. Hoy dedicamos nuestra oración por las vocaciones a los proyectos que la ONG Delwende apoya en Asia. Mantener vivo un proyecto no es sólo cuestión de dinero, sino también, del deseo importante que brota en nuestro corazón, de que la Palabra de Dios sea anunciada y vivida. Dejemos pues, que sobre nosotros descienda como la lluvia su Palabra, inunde nuestros rincones, y nos dejemos llevar por ella.
Canto: Tu lluvia desciende – Ixcís
PALABRA DE DIOS
Durante tres meses Pablo estuvo asistiendo a la sinagoga; allí hablaba del reino de Dios con gran valentía y persuasión. Pero, como algunos se resistían y, reacios a creer, hablaban mal del camino delante del auditorio, Pablo se apartó de ellos. Formó entonces un grupo aparte con los discípulos y se puso a predicar todos los días en la escuela de Tirano. Así estuvo dos años, de modo que todos los habitantes de la provincia de Asia, tanto judíos como paganos, oyeron la Palabra del Señor.
Dios realizaba a través de Pablo milagros extraordinarios, hasta el punto de que con sólo aplicar a los enfermos los pañuelos y otras prendas que habían tocado su cuerpo, se alejaban de ellos las enfermedades y salían los malos espíritus. (Hch 19, 8- 12; 2Cor 4, 8-9)
“Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras” (1 Jn 3,18). Estas palabras del apóstol Juan expresan un imperativo que ningún cristiano puede ignorar. El mandamiento de Jesús se hace más intenso debido al contraste que se percibe entre las palabras vacías presentes a menudo en nuestros labios y los hechos concretos con los que tenemos que enfrentarnos. El amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres. Por otro lado, el modo de amar del Hijo de Dios lo conocemos bien, y Juan lo recuerda con claridad. Se basa en dos pilares: Dios nos amó primero (Cfr. 1 Jn 4, 10.19); y nos amó dando todo, incluso su propia vida. (Cfr. 1 Jn 3,16)
Un amor así no puede quedar sin respuesta. Aunque se dio de manera unilateral, es decir, sin pedir nada a cambio, sin embargo, inflama de tal manera el corazón que cualquier persona se siente impulsada a corresponder, a pesar de sus limitaciones y pecados. Y esto es posible en la medida en que acogemos en nuestro corazón la gracia de Dios, su caridad misericordiosa, de tal manera que mueva nuestra voluntad e incluso nuestros afectos a amar a Dios mismo y al prójimo. Así, la misericordia que, por así decirlo, brota del corazón de la Trinidad puede llegar a mover nuestras vidas y generar compasión y obras de misericordia en favor de nuestros hermanos y hermanas que se encuentran necesitados.
(Papa Francisco, Mensaje del Santo Padre en la I Jornada Mundial de los Pobres, 19 noviembre 2017)
El Papa Francisco nos invita a decir, tener, expresar, manifestar… la Palabra. Cualquier palabra viene cargada de significado y éste se amplía, si puede ser expresada a los otros. No es cuestión de decir palabras vacías, sino de llenar de gestos esta palabra viva.
¿Cuántas palabras decimos a lo largo del día, por rutina, despojándolas de su pleno sentido?
¿Somos conscientes del poder que ejerce la palabra en quienes la reciben?
¿Dejamos que la Palabra obre milagros en nuestra vida y en la de los demás?
CANTO: «Cada vez más» Inmaculada Vírseda HNSC
PETICIONES
- Para que la palabra gratuidad sea el motor que nos siga impulsando, a laicos y hermanas, a seguir entregando nuestro tiempo y vida para que otros tengan vida. Oremos.
- Para que la palabra esperanza y confianza siga resonando con fuerza en cada una de las familias que son atendidas en los proyectos: “Feeding Program Makopa” y “Dreamland”. Oremos.
- Para que la palabra solidaridad e igualdad nos impulse a compartir algo más que lo que nos sobre, nos impulsen a compartir el sueño de un mundo para todos. Oremos.
- Para que la palabra amor siga lanzándonos hacia nuestros hermanos, y dejemos hacernos por ella. Oremos.
ORACIÓN FINAL
Enséñanos Señor, a llenar de palabras nuestra vida, que una sonrisa sea tu acogida, una caricia tu ternura, un silencio tu escucha, una mirada tu amor.
Enséñanos a asomarnos a tu Palabra, a estar contigo, a simplemente estar, a no anteponerte a nada. Porque sólo si recibimos agua de tu fuente podrás, con nosotros, calmar la sed de quienes te esperan. Llena nuestras vidas de la plenitud de tu Palabra y envíanos a hacerla vida. Amén.
Escuelas, centros médicos, centros sociales, proyectos para mujeres, niños, enfermos… Planes, intenciones, deseos, propósitos, metas, mucho esfuerzo y colaboración.
En este momento de oración nos centramos en todos los proyectos que se están desarrollando en África. Pensamos por un momento en este continente, en los lugares en los que estamos presentes: Burkina Faso, Mozambique, Togo y Costa de Marfil. Nos imaginamos en cada uno de estos lugares, visualizamos a las personas, escuchamos lo que dicen, aunque no las entendamos, olemos la tierra… Puede que perciba sensaciones distintas a las que estoy habituado o quizás no, pero dejo que sean esos sentimientos lo que me inviten a escuchar la Palabra de Dios. (Silencio, música instrumental)
Los favoritos de Dios- Luis Guitarra
PALABRA DE DIOS
«La multitud de los creyentes tenía una sola alma y un solo corazón. No llamaban propia a ninguna de sus posesiones, antes lo tenían todo en común. Con gran energía daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y eran muy estimados. Entre ellos no había indigentes, pues los que poseían campos o casas los vendían, llevaban el precio de la venta y lo depositaban a los pies de los apóstoles. A cada uno se le repartía según su necesidad»(Hch 4, 32-35)
En un momento de silencio dejo resonar todas esas palabras en el corazón e intento situarme en un lugar concreto (Mozambique, Burkina…), como si presente me hallase. Vuelvo a escuchar aquella frase o palabra que más ha tocado mi corazón. Dejo que ella me hable. (Momento de silencio)
Todo lo tenían en común, entre ellos no había ningún necesitado, porque todos los que poseían casas o campos los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad.
Unidad, esfuerzo, entrega, humildad, sencillez… y muchas otras palabras son las que pueden definir cada uno de los proyectos de África. Todos ellos nacen de una necesidad y del deseo de que todos seamos iguales, de que no me sobre a mí lo que te falta a ti.
Formación integral de mujeres, escuelas de educación primaria, comedores sociales, centro médico… y entre ellos no había ningún necesitado. Una unidad que a veces también lleva a las dificultades de continuar adelante, a momentos de desesperación o de querer tirar la toalla, pero no lo olvidemos, hay Alguien que siempre nos une. Dejemos que sea Él quien vaya delante, mostrándonos en camino, como se lo enseñó a nuestra Madre.
PETICIONES
- Te pedimos por todos los proyectos llevados a cabo en África, para que a través de ellos seamos capaces de transmitir lo que tú nos dijiste, amaros unos a otros como yo os he amado. Oremos.
- Por todos los habitantes de África, por aquellos que comparten el día a día con las hermanas, trabajo, esfuerzo, alegrías y tristezas, para que con ellos podamos construir el Reino que Tú soñaste. Oremos.
- Para que las hermanas destinadas a estas comunidades, sean verdaderos testigos de caridad y unidad como lo fue nuestra Madre. Que en los momentos de dificultad encuentren en ti la fuerza necesaria para seguir adelante. Oremos.
- Por nosotros, para que seamos conscientes de las necesidades de este continente. Que sepamos ver más allá y descubrir en esas personas tu rostro pobre y necesitado. Oremos.
ORACIÓN FINAL
Jesús, nosotros somos tu Evangelio, el único Evangelio que la gente puede leer, si nuestras vidas son obras y palabras eficaces. Jesús, danos tu amor y tu fuerza para proseguir tu causa y darte a conocer a todos cuantos podamos. Amén.
Aliento, soplo, viento, ruah, agua, fuego,… Sabiduría, temor de Dios, consejo, ciencia,… Tantos nombres para referirnos a ese enviado prometido por Jesús, a ése que nunca nos deja, al que nos inspira, al que nos empuja, al que invocamos ante la enfermedad, la duda, el desconsuelo,… El “buen espíritu”.
Como comunidad reunida, suplicamos el don del Espíritu Santo, que nos haga conocer sus dones y nos conforte y fortalezca con ellos. Para ser signo vivo de la universalidad del evangelio en el mundo entero, en especial en Europa; llevar la misericordia y la consolación de Dios a todos los que aún no han conocido ni tenido experiencia de ellas.
Espíritu Santo, enciende nuestro corazón
PALABRA DE DIOS
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, semejante a un viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo. (Hch 2, 1-4)
-“Estaban todos en un mismo lugar…”: ¿Dónde estoy yo…? ¿Me encuentro cerca o lejos de la comunidad de Jesús…?
Oremos con mucha atención pidiendo, por medio de María, el Espíritu que nos una y nos mantenga firmes en la fe y perseverantes en la comunidad cristiana.
-“De repente vino del cielo un ruido…”: ¿Qué voces llenan nuestro interior…? ¿Busco el silencio como experiencia que me plenifica y humaniza…?
Oremos con insistencia pidiendo, por medio de María, el Espíritu que nos sobresalte con su voz, que nos despierte de nuestros sueños…
-“Semejante a un viento impetuoso…”: El viento, al soplar mueve los árboles, empuja las velas de los barcos, hace rodar las aspas de los molinos… ¡es movimiento! ¿Hay en mi vida movimiento…? ¿Crezco… o estoy paralizado…? ¿Avanzo… o retrocedo…?
Oremos en esta noche pidiendo, por medio de María, el Espíritu que nos mueve hacia Dios y hacia los hermanos y nos hace crecer en fe y en caridad…
-“Llenó toda la casa donde estaban…”: ¿De qué está llena nuestra casa? ¿Abunda la comprensión…, el diálogo…, el servicio…, el perdón…, la paz…, el respeto…, el amor…? ¿O está lleno de tensión…, incomunicación…, egoísmo…, desconfianza…, envidias…, críticas…, injusticias?
Oremos en este momento por nuestra comunidad pidiendo, por medio de María al Espíritu, que llene nuestra casa de los dones del amor.
-“Entonces aparecieron lenguas como de fuego…”: El Espíritu del Señor se presenta unas veces como paloma, otras como viento,… ahora como fuego. Es un fuego que ilumina, que calienta, que purifica, que se expande…
Oremos pidiendo, por medio de María, el fuego de amor del Espíritu que ilumine nuestras oscuridades…, que caliente nuestra frialdad…, que purifique nuestro pecado…., que vivifique nuestros desánimos.
-“Esas lenguas de fuego se repartían y se posaban sobre cada uno…”: Todos recibieron el Espíritu Santo. No quedó nadie sin el don del Espíritu. Miremos ahora a nuestro alrededor… fijémonos en silencio en los rostros que nos encontramos cada día…
Oremos y pidamos el don del Espíritu para cada uno de los proyectos que la ONG DELWENDE lleva a cabo en Europa… pidamos también el don del Espíritu para aquellas personas que más lo necesiten…
“Todos quedaron llenos del Espíritu Santo…”:
Oremos pidiendo, por medio de María, el Espíritu que nos llene de la vida de Dios, que nos transforme, porque no somos capaces de cambiar por nosotros mismas, que nos convierta en la Familia Consolación, laicos y hermanas, que hoy el mundo necesita.
ORACIÓN FINAL
Espíritu Santo, sé voz profética en nuestras comunidades,
háblanos de lo concreto y dinos que hacer,
haz que nuestras acciones vuelen con nuestros sueños,
no dejes que reinen en nuestros corazones los esquemas del mundo.
Denuncia nuestros conformismos e instalaciones,
hincha las velas de nuestros anhelos más evangélicos,
destruye nuestros miedos y temores al riesgo,
libera nuestros cuerpos para lo nuevo.
Da luz a nuestras miradas para ver lo más urgente, oportuno y eficaz,
ábrenos a tu llamada a lo diferente,
disponnos al discernimiento comunitario de tus signos.
Espíritu Santo, exígenos, denúncianos, ilumínanos, consuélanos,
sé voz profética en nuestra conciencia.
Arde entre nosotras con tus dones
para que seamos luz y sal en medio de Europa,
signo y símbolo de lo nuevo,
del Reino de Dios que ya está entre nosotros. Amén.
Nuestras comunidades están formadas, como las primeras comunidades cristianas, por personas muy heterogéneas en procedencia, edad, ocupación… Hoy oramos tomando como referencia la comunidad que nos describen los Hechos de los apóstoles. Esta comunidad, como grupo humano, tenía sus limitaciones: deseos de poder (hijos del Zebedeo), apego los bienes materiales (Mateo); incredulidades (Tomás), arrogancia (Pedro)… pero sabemos también que tenían en común algo fundamental: sus corazones estaban polarizados por la persona de Jesús de Nazaret y su proyecto del Reino y cuando Jesús se fue al Padre continuaron unidos en oración, fortalecidos por la presencia de María a la espera del Espíritu que les enseñaría todo y los haría misioneros y testigos de lo que habían visto y oído al Señor.
Hoy nosotros somos expresión de esa comunidad plural que con María ora y espera la venida del Espíritu que nos vaya revelando su obra en el mundo, especialmente su obra en América, a través de los laicos y hermanas que en tantos proyectos sostienen la esperanza de los pobres y les acompañan en su camino de fe.
Nuestra Señora de América de Pironio/Torres
PALABRA DE DIOS
Cuando hubieron entrado en la ciudad, subieron al aposento alto donde estaban hospedados, Pedro, Juan, Jacobo y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Jacobo. Todos éstos estaban unánimes, entregados de continuo a la oración junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con los hermanos de El. (Hch 1, 13-14)
La presencia de María en el Cenáculo nos habla de solidaridad activa con la comunidad de su Hijo. Ella es la que con mayor intensidad cree e implora la venida del Espíritu.
María era la mujer del Espíritu. Su vida está jalonada de intervenciones del Espíritu Santo.
El Espíritu la cubrió con su sombra y obró en ella la Encarnación del Hijo de Dios. El Espíritu santificó a Juan Bautista en el seno de Isabel, y María e Isabel se llenaron de gozo en el Espíritu. El Espíritu reveló al anciano Simeón la misión de su Hijo Jesús y profetizo a María la espada de dolor.
Al recibir una vez más al Espíritu en Pentecostés, recibe la fuerza para cumplir la misión que de ahora en adelante tiene en la historia de la salvación: ser Madre de la Iglesia. Todo su amor y todos sus desvelos son ahora para los apóstoles y discípulos de su Hijo, para su Iglesia que es la continuación de la obra de Jesús.
María en el cenáculo es la Reina de los apóstoles y los protege; el Trono de Sabiduría que les enseña a orar y a implorar la venida del Espíritu, la Causa de la alegría y el Consuelo de los afligidos.
La venida del Espíritu sobre aquella comunidad cristiana congregada en el cenáculo marca el comienzo de la evangelización, de la difusión de la Iglesia y María es la primera misionera, la primera evangelizadora. Ella acompaña, inspira y sostiene nuestras comunidades en la tarea de hablar al corazón y prolongar la obra consoladora de su hijo.
PETICIONES
- Pensamos hoy en nuestra Congregación extendida por diferentes países de América Latina. Sabemos que en algunos están pasando tiempos difíciles y pedimos al Señor que nos despierte por dentro para que no quedemos ajenos ni indiferentes a lo que laicos y Hermanas de la Consolación están viviendo. Oremos.
- Oramos por los proyectos que atiende Delwende a favor de niños en: Caicara y Casa Hogar (Venezuela); en El Valle y Quito (Ecuador); en el Centro Carmen Colera y CEMAR (Brasil); y en Leticia (Perú). Oremos.
- Oremos por las personas que participan del proyecto del Cottolengo de Rio Cuarto en Argentina. Oremos.
- Traemos ante el Señor los proyectos sociales que atiende Delwende en Iquique (Chile) y en Patacamaya (Bolivia). Oremos.
ORACIÓN FINAL
Virgen de la esperanza, Madre de los pobres,
Señora de los que peregrinan: óyenos.
Hoy te pedimos por América Latina,
el continente que Tus visitas con los pies descalzos,
ofreciéndole la riqueza del niño que aprietas en tus brazos.
Un niño frágil, que nos hace fuertes.
Un niño pobre, que nos hace ricos.
Un niño esclavo, que nos hace libres.
………
Madre de los pobres: hay mucha miseria entre nosotros
Falta el pan material en muchas casas.
Falta el pan de la verdad en muchas mentes.
Falta el pan del amor en muchos hombres.
Falta el Pan del Señor en muchos pueblos.
Tú conoces la pobreza y la viviste.
Danos el alma de pobres para ser felices.
Pero alivia la miseria de los cuerpos
y arranca del corazón de tantos hombres
el egoísmo que empobrece.
………
Que los Obispos tengan un corazón de padre.
Que los sacerdotes sean los amigos de Dios
para los hombres.
Que los religiosos muestren
la alegría anticipada del Reino de los Cielos.
Que los laicos sean, ante el mundo,
testigos del Señor resucitado.
Y que caminemos juntos,
con todos los hombres,
compartiendo sus angustias y esperanzas.
Que los pueblos de América Latina
vayan avanzando hacia el progreso
por los caminos de la paz en la justicia.
Nuestra Señora de América:
ilumina nuestra esperanza,
alivia nuestra pobreza,
peregrina con nosotros hacia el Padre.
Así sea.
Eduardo F. Cardenal Pironio
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