Este mes orientamos nuestra reflexión en torno a la diferencia de carismas dentro de una misma Iglesia y a la importancia de recordar que todo proviene de un mismo Espíritu.
Os invitamos a realizar una dinámica personal o bien en grupo o comunidad para profundizar en nuestro papel como laicos dentro del Movimiento Consolación para el Mundo y parte de la Iglesia católica.
COMparte es una sección útil que nos sirve para concertar todo lo trabajado con las secciones anteriores. Se trata de un Cajón de recursos con diferentes formas de vivir y experimentar la Palabra y el tema del mes.
Una gran oportunidad para compartir, descubrir, experimentar, dinamizar, escuchar, crear…
Este mes orientamos nuestra reflexión en torno a la diferencia de carismas dentro de una misma Iglesia y a la importancia de recordar que todo proviene de un mismo Espíritu.
Os invitamos a realizar una dinámica personal o bien en grupo o comunidad para profundizar en nuestro papel como laicos dentro del Movimiento Consolación para el Mundo y parte de la Iglesia católica.
En el texto bíblico propuesto, Pablo nos recuerda que la Iglesia es como el Cuerpo, cuyos miembros son parte única e imprescindible de él.
Nosotros tomaremos el Árbol como símil, el árbol está formado por muchas ramas y hojas, pero todas ellas parten de un mismo tronco y una misma raíz que las sustenta y alimenta. Igualmente la Iglesia está formada por muchos carismas representados en las diferentes ramas y muchas personas individuales que pueden ser las diversas hojas.
¿Cuáles son los dones que el Espíritu te ha regalado? ¿Con qué rama o ramas de la Iglesia te sientes identificado? ¿Pones tus dones al servicio de la Iglesia?
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Asimismo, para mantener la salud y el crecimiento de las ramas y hojas, éstas deben estar unidas al tronco y recibir el alimento desde su raíz. Como cristianos debemos reflexionar sobre los principios que guían nuestra vida y contrastar a menudo con el evangelio para no olvidar cuál es nuestro origen y raíz.
¿Te sientes unido a Cristo y a su Iglesia? ¿Estás realizando tu misión teniendo en cuenta la raíz de tu Fe?
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Por último, vamos a pensar en nosotros mismo, las hojas de ese árbol.
¿Qué aporto yo como miembro de la Iglesia? ¿A qué me comprometo para llevar a Cristo a otras personas de mi entorno?